Ya no recuerdo cúando empezó todo... pero considero que hoy en día se han convertido en una obsesión. BOLSOS DE FIRMA, de todos los colores, de todos los tamaños, son mi complemento más preciado.
Mi primera adquisición fue un bolso Longchamp de estampado tartán (cuadros escoceses), con una ilustración de unos perros ataviados de manera más que elegante. Un bolso precioso ideal para el invierno, tanto por su tejido como por sus colores.
Después le tocó el turno a mi Speedy, de Louis Vuitton. Un modelo clásico, que por desgracia ahora se ha vulgarizado al máximo debido a las falsificaciones. Odio las imitaciones, si no tuviera dinero para comprarme un bolso caro, me conpraría uno al que pudiera acceder con mi economía, pero nunca optaría por un bolso de imitación, me parece que es algo así como "un quiero y no puedo".
Tras el Speedy llegó un Gucci del que me enamoré completamente. Después otro Louis Vuitton, un Neverfull genial, editado en homenaje al artista Stephen Sprouse. A mi Longchamp se le unieron, otros tres, de tamaño extra-grande, todos con estampados del diseñador Jeremy Scott.
Además, tengo ya varios bolsos de Bimba y Lola, un par de Prada, un Miu Miu, otro Louis Vuitton firmado por Murakami, otro Gucci más, dos vintages de Chanel y Dior, un Mulberry, un Loewe... y segura estoy de que me dejo alguno por nombrar.
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